lunes, 13 de marzo de 2017

Aquest any, sí!

Uno de los vicios más arraigados del nuñismo fue el de aliviar sus desgracias anunciando el fichaje de la enésima estrella que, aquest any sí!, había de rescatar al Barça de la mediocridad. Pensaba hoy en ello al coincidir la lectura de la sentencia por el 9-N con la designación como director de TV3 del soldado Sanchis, en cuya hoja de méritos figura, precisamente, su desempeño al frente de Barça TV, y al que se ha encomendado la misión de gestionar informativamente la debacle de Convergència, el antiguo partido político, hoy reducido a causa judicial. En la hosca germanía del hooliganismo, uno di noi.

El símil futbolístico no se agota en el contrapeso de noticias. Como no ignora el pueblo catalán, si Mas ha sido condenado a dos años de inhabilitación es porque los tribunales están comprados y así, así, España gana así, presunción, por cierto, difícilmente conciliable con tan insólito fallo. Si el tribunal aprecia que Mas incurrió en un delito de desobediencia, cómo absolverlo del de prevaricación, cuando uno y otro constituyen parte de la misma secuencia factual. Y sobre todo, cuando el propio Artur Mas había dejado clara su voluntad de hacer caso omiso de la ley, en el objetivo de quebrar el Estado de derecho y proclamar la independencia de Cataluña.

"Ningún otro precepto normativo", arguye la Sala, "podría identificarse como vulnerado a partir de aquellas conductas, salvo que se pretendiera integrar la legalidad burlada con el art. 161.2 de la CE, ciertamente desoído, pero que presenta a estos fines una naturaleza adjetiva insuficiente para añadir al reproche genuino de su inobservancia -el propio de la desobediencia- otro relacionado con un hecho prevaricador, conceptualmente necesitado de un acto objetivamente injusto que no se identifica en el proceder de los acusados, más allá de su determinación desobediente".

Un dislate, en fin, que abre la puerta a la convocatoria de cuantos referéndums estime oportunos el nacionalismo, bien entendido que, si no gratis, el precio es asumible. Dos años: lo justo para que Mas reanude su carrera política, al tiempo que sigue jactándose de ser un mártir. 36.500 euros: lo suficiente para poner en marcha un crowdfunding que, además, no fracase en el intento.

Sea como sea, la dirección del PDCat debe de haber respirado. Finalmente, no habrá de recurrir a la brigada de desokupadores para que Mas, también acorralado por el caso Palau (una arista, no lo olvidemos, de la misma trama de corrupción por la que le juzgaba el TSJC), deponga su actitud. Los tribunales españoles han resuelto su papeleta, y nunca mejor dicho, con vistas a unas hipotéticas elecciones autonómicas.

(Mas ha comparecido en rueda de prensa exactamente a las 14.30, hora en que comienza el Tele Notícies de TV3, que, obviamente, ha cedido su señal. Y así, sobre las 14.34, Cataluña toda ha podido saber que "en España se persigue a la gente por sus ideas").


El Mundo, 13 de marzo de 2017

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